Los avances en la tecnología están suponiendo cambios no solo en las industrias, sino también en la vida cotidiana de los ciudadanos. Partiendo desde una base, podemos afirmar que esto se debe gracias al IoT (Internet of Things) pero ¿qué entendemos por Internet of Things? El IoT podría definirse como la agrupación e interconexión de dispositivos y objetos a través de una red, donde podrían darse entre ellos cierta interacción. Hoy en día, los objetos o dispositivos pueden ser sensores, dispositivos mecánicos u otro tipo de maquinaria. Gracias al desarrollo de este tipo de conceptos, aparecen otros nuevos, como puede ser la domótica.
¿Qué es la domótica o Inteligencia Artificial en el hogar?
Cuando nos referimos a domótica, realmente estamos hablando de hogares en los que, a través de la integración de tecnologías, sistema de control y monitoreo, podemos comunicarnos con la vivienda para alcanzar el máximo de comodidad posible. Los dispositivos que más se usan en la domótica son electrodomésticos, equipos de climatización o persianas. Mediante la implantación del Internet of Things en el hogar, puede alcanzarse una mejora en la seguridad, el confort y la gestión energética.
¿Para qué sirve la domótica? Ventajas del uso de Inteligencia Artificial en el hogar:
Gracias a los avances que se producen en relación a la tecnología y la inteligencia, se hace posible trasladar la domótica a diferentes sectores fuera del hogar. Esto es posible incluso en uno de los proyectos que desarrolla Itelligent, en la Industria 4.0
De la misma forma que pueden disfrutarse de los diferentes beneficios que ofrece la domótica en los hogares, pueden aplicarse en los centros de trabajo.
Algunos usos de la domótica en la Industria 4.0.
Como hemos podido observar, Internet of Things ofrece grandes oportunidades, desde un pequeño hogar hasta una gran planta de producción. No obstante, la inversión requerida o el aprendizaje de la aplicación tecnológica puede suponer una barrera de entrada para la implantación de dichas tecnologías. Serán retos que superar en el medio y largo plazo para que el Internet of Things pueda explotar todas sus capacidades.
Con el paso de los años, la humanidad ha ido experimentando una serie de cambios que han supuesto una mejora en la eficacia y eficiencia de los dispositivos usados tanto por organizaciones como por particulares. Puede ser el caso de Internet de las Cosas (IoT, Internet of Things), una red de objetos que se conectan entre sí e intercambian datos a través de Internet mediante sensores y APIs. Tal es la evolución de este fenómeno que, para el año 2025, se calcula que existan una media de 4 dispositivos IoT por persona.
Pero este crecimiento trae ciertas consecuencias que pueden no ser beneficiosas. Un ejemplo de ellas podría ser la sobrecarga y gestión de datos en la nube. Los IoT agrupan gran cantidad de información que es enviada y posteriormente procesada en centros de datos. Esto provoca que los usuarios se vean influenciados, en cierto modo, por el tipo y calidad de conexión que poseen.
En consecuencia, surge el edge computing. El edge computing hace referencia a la ejecución de procesos o gestión de datos en la ubicación física de un dispositivo o fuente de datos. De esta forma desaparece la necesidad de enviar los datos a la nube, acelerando los procesos y el acceso a la información para ofrecer servicios más veloces y eficientes. Además, se convierte en proceso más confiable y seguro, ya que se elimina la necesidad de enviar datos a través de la red.
Una vez hemos conocido en qué consiste, podemos nombrar 3 diferentes ventajas del edge computing:
Pero, ¿Dónde podemos ver el edge computing? Ejemplos de edge computing.
Para saber dónde puede aplicarse el edge computing, podemos observar diferentes dispositivos usados en la actualidad. Estos tienen la necesidad de procesar los datos de manera local e inmediata, ya que si se transmitiesen a un centro para procesarlos la latencia alcanzaría unos niveles demasiado altos. A continuación, vemos unos ejemplos:
Diferencia entre cloud computing y edge computing.
Mientras que el cloud computing es la tecnología que permite un acceso de forma remota a los softwares, almacenamientos y procesamiento de archivos y datos mediante la red, vemos que el edge computing ofrece un servicio más inmediato a un coste más reducido de manera local.
Llegados a este punto, podemos afirmar que, con el paso del tiempo, el uso del edge computing cobrará mayor importancia. ¿Significa esto que el edge computing reemplazará el cloud computing? Hay quien afirma que no será así exactamente. Por un lado, podemos observar que la UE estima que en 2025 tan solo el 20% de las instalaciones informáticas serán centralizadas, siendo un 80% del total dispositivos que usen el edge computing. No obstante, se cree que, aunque gran parte del procesamiento y la toma de decisiones inmediatas se realicen en el dispositivo, se seguirá necesitando de una nube centralizada que guarde la información más relevante y pesada.
Y tú, ¿crees que el edge computing reemplazará totalmente al cloud computing? Haznos saber tu opinión en los comentarios.